La regularización, un hipotético futuro donde cada quien tiene su criptomoneda

Salvador Casquero Algarra, presidente de 2gether

La evolución del bitcoin y demás criptomonedas desde su nacimiento ha sido espectacular. Entre otros muchos destacaría dos motivos principales: En primer lugar, la descentralización del conocimiento. La tecnología blockchain probablemente será de los mejores descubrimientos de este siglo y, sin embargo, un desconocido Satoshi la «regala». Gracias a la descentralización del conocimiento se extiende y desarrolla a una velocidad y a unos niveles inigualables. Por otra parte, nos enfrentamos a la ausencia de barreras de entrada que permite que cualquiera pueda emitir su propia moneda en cuestión de segundos.

Otras ventajas y beneficios también relevantes, han hecho que se siguiera explorando y extendiendo la tecnología. No tenía capitalización suficiente como para atraer el interés de reguladores y supervisores puesto que no representaba ningún riesgo de consideración. No obstante, la facilidad de entrada para alguien sin recursos era la misma que para alguien q sí los tuviera: 

Facebook Libra y, dejó de ser entonces un experimento ajeno a su atención, a ser una auténtica amenaza para el orden establecido, ya que Facebook es el país más grande del mundo y su divisa podría ser la más utilizada del mundo desplazando al resto. Sin embargo, tampoco ha sido esto lo que les ha obligado a moverse. Al fin y al cabo, Facebook está sometido a las leyes y tenían un arma para desactivarlo de inmediato: la antigua regulación. En realidad, no podrían impedirlo, aunque sí retrasar su lanzamiento. 

Lo que de verdad ha hecho a reguladores y gobiernos del mundo revolverse en sus asientos han sido las llamadas CBDC. Monedas digitales emitidas por instituciones o países absolutamente legítimos y que abren la puerta a un mundo radicalmente diferente. Muchos pequeños estaban ya en ello, pero ha sido China y la amenaza de su yuan digital lo que ha espabilado a los otros grandes: la FED y el ECB. En esta economía en las alturas, la que hasta ahora se «derramaba hacia abajo», no hay obligación ni regulación única porque cada cual es soberano. Sólo hay una única forma de atenderlo y entenderse, una forma que ya en una ocasión se produjo. Necesitamos la edición renovada de Bretton Woods. 

Pero la economía que viene, no se va a construir sólo desde arriba. Se «tiene que» y «se va a» complementar desde abajo, desde multitud de silos económicos, desde los propios sectores productivos que funcionarán con su propio token de intercambio, su propia moneda que represente y recoja el valor de la comunidad que en torno a él se cree. 

Hablamos del sector energético con su propia moneda o del sector de distribución, el turístico, el educativo, una comunidad, un municipio con las suyas propias o el nuevo entorno financiero, como el 2GT la moneda de la plataforma financiera de 2gether. Dinero inteligente que recoja el valor de todos los actores que participan en la creación de la economía del sector, incluyendo la participación económica, una economía totalmente circular, colaborativa, optimizada y personalizada para los que la disfrutan. 

Sí, caminamos hacia un hipotético, aunque yo me atrevo a decir «cierto», mundo donde cada quien tendrá su criptomoneda o criptoactivo diseñado de la mejor manera para su propia economía. Y no hace falta saltar mentalmente este abismo regulatorio que todavía hay, o el social o el cultural o el económico… Ya existe un mundo regulado que permite utilizar un antepasado de este abanico de criptomonedas que vienen: los puntos de fidelización. 

Hacer una transición tecnológica, una transición de negocio o de uso de estos viejos puntos de fidelización a los nuevos tokens de intercambio o criptomonedas de mi comunidad económica es ya posible. Además, puntos o tokens o criptomonedas inteligentes, confiables, autoreguladas con la ley escrita en código, mucho más eficientes y productivas puesto que están programadas para las necesidades particulares de mi negocio, no para los grandes países o las grandes economías para las que estarán diseñadas las de los bancos centrales. 

Y sí, ¡claro que hay que regularlo !; y sí, ¡claro que lo van a regular !: y sí, ¡claro que lo están regulando!… Y sí o sí, ¡claro que lo van a permitir! porque no existen ya barreras geográficas y si tú no lo haces y lo permites, me iré «digitalmente» a otro lugar donde sí lo hagan y lo permitan. Este es el contexto en el que nace Mica, Markets in Crypto-Assets, el nuevo reglamento europeo con el que la Comisión Europea quiere adoptar una actitud expansiva del paquete financiero que va a cambiar definitivamente la economía europea en los próximos años.

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