La crisis financiera de 2008 transformó drásticamente la forma de acceder a préstamos bancarios. Arrastrando este nuevo ecosistema, llegó la pandemia y de nuevo, muchas pequeñas y medianas empresas se han visto ante la dificultad de conseguir inversión. Como consecuencia, han nacido nuevas formas de financiación alternativa. ¿Cómo son y qué se puede esperar de ellas?
La realidad es clara: España es tradicionalmente un país “bancarizado”. El paso lógico de cualquier emprendedor o autónomo era acudir a un banco para solicitar un préstamo. Sin embargo, el aumento de las exigencias por parte del sector bancario ha forzado a buscas fuentes alternativas. Además, la agrupación de las entidades bancarias españolas en los pasados años -de un centenar a una treintena- lo ha puesto aún más complicado.
En países del entorno europeo como Reino Unido o Francia, la financiación alternativa goza de muy buena salud. Por ejemplo, mientras que el país británico se acude a este método en casi un 50% de los casos, en España no llega aún al 3%. La consolidación europea y la ayuda de la Unión a este tipo de financiación hará cambiar el entorno para las pymes.
¿Por qué es útil la financiación alternativa?
Una de las principales ventajas es la flexibilidad que ofrece. Frente a los encorsetamientos y burocracia bancaria, este tipo de financiación actúa rápido y de forma ágil, permitiendo mayores plazos ante la deuda. Y no solo. Por ejemplo, permite a las pymes una mayor diversificación y además es compatible con otras fuentes de financiación. Se pierde menos tiempo en los procesos, reduciendo costes y permitiendo la salida de nuevas líneas de productos. La existencia de nuevos modelos de financiación ha favorecido la presencia de nuevos actores en el mercado, que de otra manera habrían desaparecido.
¿Y las desventajas? Se asume mayor riesgo. Por otro lado, la financiación alternativa dirigida a particulares aún no ha despegado en España y son muchas las empresas extranjeras que lo han intentado sin éxito.
Modelos de financiación alternativa: en qué consisten
Destacamos los principales modelos de financiación, empezando por el renting tecnológico, un préstamos de maquinaria y equipamiento de todo tipo. Desde TPVs para tiendas, cámaras de televisión, estudios de radio, ordenadores, cargadores eléctricos para coches, impresoras… y cualquier otro tipo de equipo necesario.
En segundo lugar, destaca el más conocido. En 2015, se desarrolló un marco legal para el crowdfunding que permite acceder a una masa de potenciales inversores, ya sean empresas o particulares, a participar de un proyecto o empresa. Cualquier persona interesada puede invertir, ya sea a través de préstamos o de acciones.
En el sector inmobiliario, el crowdfunding pisa fuerte, por ejemplo con casos como el de Urbanitae que ha cerrado una ronda de financiación de 5 millones de euros, la mayor hasta la fecha con 680 pequeños y medianos inversores. La principal novedad sobre crowfunding la encontramos en la nueva ley de la Unión Europea, que exigirá un pasaporte europeo para operar en los países miembros y eliminar trabas burocráticas. De esta manera, se espera que esta nueva ley sea el caldo de cultivo para el nacimiento de muchas más plataformas, consolidar las existentes – que tendrán un año para adaptarse a las nuevas medidas- y un mayor interés y seguridad para los inversores. En España constan 33 plataformas de crowdfunding registradas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Parecido al crowdfunding es el crowdlending – regulado en la Ley de fomento de la actividad empresarial- , también un topo de financiación colaborativa en el que hay tres pilares fundamentales. Por un lado, el promotor, después los inversores y por último una plataforma que debe estar registrada en el Registro Especial de Plataformas de Financiación Participativa. En este caso, los inversores no siempre reciben una retribución económica sino que a largo plazo, se devuelve su inversión inicial con intereses. Uno de los modelos que sigue tomando oxígeno es la Venture Capital, algo más enfocadas a empresas sólidas y de cierto volumen. Este tipo de financiación emplea capital de terceros y en España, a pesar del parón de la pandemia, se mantienen al alza las inversiones de este tipo con casi 5000 millones de euros repartidos en 618 operaciones en los que llevamos de año 2021. No es una cantidad a desdeñar si la comparamos con la cifra récord de 2019, que llegó a los 8000 millones de euros.
El sector inmobiliario se ha visto especialmente afectado por la pandemia y han encontrado en este tipo de fondos la solución a buena parte del estancamiento. Frente a los bancos, el sector inmobiliario ha recaudo cerca de 400 millones de euros en créditos en los últimos 12 meses. Empresas como Aedas Homes, Xenia Capital o Cerberus entre otras muchas. Debido al endurecimiento de las condiciones en la concesión de préstamos, el sector inmobiliario ha pivotado hacia otros modelos de financiación, tanto que según el último informe de KPMG, se estima que para 2025, los medios alternativos lleguen a 50% de cuota de mercado frente a la banca, subiendo a niveles europeos. Es decir, que se prevé una gran transformación en el sector.
De cara a las startups, la figura del Business Angel ha cobrado más relevancia. Esta figura, un inversor privado que aporta su propio capital, no solo es un perfil financiero sino que en muchas ocasiones también actúa como consejero o consultor.
¿Cómo se implementará en España?
A pesar de que Europa nos supera en cuestión de financiación alternativa, el panorama actual de muchas pymes españolas presagia que se recurrirá a ella. Tras el fin de los préstamos ICO, muchas empresas tendrán dificultades para hacer frente a los próximos meses y años. Los créditos a bancos suponen un 23% de la financiación española, un 24% los proveedores y el ICO un 22%. Todo apunta a que en tiempos turbulentos las empresas recurrirán a aquellos inversores que atiendan y personalicen sin trabas la financiación. En cualquier caso, el conservadurismo de buena parte del sector bancario va a forzar un cambio de paradigma en los próximos años.