La relación entre clientes y bancos está cambiando. Desde la crisis económica de 2008 y el impacto social de la pandemia están forzando a un cambio de paradigma en el sector bancario. La banca tradicional y conservadora versus las nuevas formas de financiación. En cualquier caso, el ecosistema exige a ambas partes innovación financiera con servicios mucho más personalizados, la adopción del Open Banking y una regulación proteccionista con el usuario.
El banco ya no es el centro del mundo financiero
Tras las crisis económicas y las respuestas ante la pandemia, muchos emprendedores y particulares son conscientes de que poner sus esperanzas en la financiación tradicional no es una solución efectiva. Por este motivo, el mercado ha pivotado hacia formas alternativas de financiación. El resultado es la llamada banca abierta u Open Banking, una manera de acceder a los datos del consumidor a través de APIS para invertir previo consentimiento de los consumidores. El reto en esta nueva tendencia de innovación financiera es la protección de datos del usuario.
Open Banking
Para dar forma a esta nueva banca abierta – que no insegura-, éstos tendrán que crear microservicios tecnológicos para cada una de esas aplicaciones, cumpliendo al máximo con las leyes de privacidad y exponerlas con APIs que interactúan entre ellas. La regulación al respecto dependerá de cada país, ya sea la regulación de mercado, regulación por los bancos centrales o bien modelos híbridos. En cualquier caso, a nivel mundial, la adopción de la banca abierta aumenta un 25% anual.
En 2015 el Parlamento Europeo aprobó la regulación en materia de pagos digitales (PSD2), una manera de dar alas al Open Banking pero ¿qué implica la banca abierta? Sobre todo, un gran movimiento de colaboraciones entre diferentes empresas de todo tipo, por ejemplo, el envío de una tarjeta de crédito a través de la app de Uber y no de correo ordinario. El análisis de datos permitirá adelantarse a las necesidades de los usuarios ofreciendo servicios mucho más personalizados
La pregunta es ¿funcionará en España? Por el momento, las tasas de adopción de este sistema son bajas y el marco legal es proteccionista y muy garantista en lo que a datos personales se refiere. El aumento de las FinTech sí puede ser un factor transformador convenciendo al usuario, es decir, fomentar la confianza de los clientes con un sistema y entorno normativo que garantice el control y privacidad de sus datos.
Los bancos más digitales que nunca
El proceso de agrupación de los bancos en España, sumado a los procesos de transformación digital han forzado a muchas entidades a nacer directamente en modo online o bien, cerrar sucursales físicas en pro de servicios digitales. ¿Qué supone? Un esfuerzo por parte de las entidades en favorecer todos los métodos de pago online de los neobancos más innovadores y además, contar con una experiencia de cliente cuidada al detalle.
En este campo, los asistentes de vox tienen mucho que aportar a la hora de recibir órdenes de compra, seguridad de pagos, rapidez de transacciones, historial de pagos y de interactuar como chatbot. En los próximos años, el dinero en efectivo dejará de ser común.
Saber de finanzas: talón de Aquiles del usuario
El nivel de ahorro del ciudadano español no supera el 33% de su salario anual. La educación financiera es otro gran pilar que puede ser impulsado por las instituciones financieras a través de proyectos de FinTech. Ofrecer datos – basados en Machine Learning o bien en Big Data- son puntos a favor para la innovación financiera ya sea desde la institución en sí, como para el cliente, capaz de visualizar y entender mejor su dinero.
Enfoque local o nacional
Frente a las tendencias de acuerdos internacionales, se prevé que el sector bancario apueste por el marcado nacional o local, afianzarse y reestructurarse para disminuir costes, especialmente en Estados Unidos y Reino Unido, aunque España no se queda atrás.
Google Plex marcará el ritmo
Uno de los grandes booms bancarios llega de la mano de Google Plex, el banco de Google que está llamado a revolucionar el sector. El primer paso que dio la empresa fue Google Pay con cerca de 150millones de usuarios en el mundo. Las mejoras que seguramente muchos otros bancos pongan en marcha, implica los pagos de persona a persona -como ya hace Bizum-, descubrir ofertas y promociones a los usuarios en función de su historial de compra -de nuevo, las leyes de protección de datos deberán cubrir este aspecto – y ofrecer un dashboard de las finanzas del cliente. Al mismo tiempo, uno de los valores añadidos de este nuevo actor bancario, será la posibilidad de rastrear en la bandeja de entrada factura y recibos que faciliten su localización y agrupación. Google Plex – que se ha asociado a los bancos Citi y Stanford Credit Union en Estados Unidos– ofrecerá cuentas de ahorros sin comisiones, 100% digitales y con categorías en función del tipo de gasto. En cualquier caso, este paso marcará en gran medida las acciones de muchos neobancos y bancos tradicionales. Habrá que esperar para ver si llega o no a Europa.
Las apps FinTech
Muchas de las nuevas apps financieras han ofrecido al usuario una manera más intuitiva, sencilla y transparente de controlar sus finanzas. Esta “reeducación” económica está forzando a los bancos tradicionales a ser más transparentes, cercanos y con un servicio mucho más personalizado. Los costes por apertura, una bajada de las comisiones o márgenes más estrechos serán más habituales para la banca tradicional.
En paralelo, las estrategias más conservadoras a la hora de conceder créditos por parte de los bancos tradicionales han forzado el nacimiento de nuevos modelos de financiación alternativa. La concesión de estos créditos irá más unida que nunca al Big Data y el Machine Learning, buscando el mayor rendimiento posible.
Préstamos sostenibles: más que nunca
La pandemia ha sido el detonante de una tendencia que ya se venía produciendo desde hace unos años: los préstamos verdes o sostenibles. La presión social y política sobre el cambio climática está reforzando la idea de que las entidades bancarias deben apostar por la innovación en productos verdes que favorezcan la protección del planeta. La financiación de proyectos sostenibles pasa por apostar por empresas de reciclaje, vehículos eléctricos, energías limpias o renovables… y con tasas de intereses bajos. Por ejemplo, el banco BBVA ha sido el coordinador de un proceso de financiación sostenible de la empresa agrícola china Cofco que produce soja en Brasil con 700 millones de dólares en 3 años.