Por Marcos Yebra Galán. Desarrollo de Negocio y Marketing NORMADAT
Cuando en el mundo analógico yo entrego un billete a otra persona delante de muchas otras que observan, la transacción parece clara. El billete se mueve desde mi mano hasta la del otro y no hay duda de que se ha realizado un pago. En el mundo digital la cosa se complica. ¿Cómo saber, lo primero, si el billete existe? ¿Cómo saber si dispones del dinero que dices disponer? ¿Y que la transacción sea limpia, pase del punto A al B sin problemas y con plenas garantías? Para eso existe históricamente la figura del tercero de confianza, los bancos. Éstos a su vez son controlados por los gobiernos. La tecnología de bloques viene a dejar estos conceptos obsoletos. Hace inútil e innecesario al tercero de confianza dentro de un intercambio de valor puesto que la confianza se da en una red descentralizada y, supuestamente, inviolable.
El blockchain o cadena de bloques es una tecnología criptográfica que dispone de bases de datos transaccionales, que es inmutable y no manipulable. Surge para sustentar la primera criptomoneda, el bitcoin, que posibilita eliminar al intermediario (que hasta el momento siempre era necesario) y evitar la manipulación en las transacciones.
Una transacción de lo que sea (la compra de un bien, un intercambio, un servicio…) queda, a través de tokens, que son una representación de la información contenida en la red, registrada en miles de nodos (computadores participantes en la cadena). Esos nodos albergan la misma información en todos ellos gracias a que comparten recursos y un mismo protocolo y sirven de testigos de que esa transacción se ha producido. Las transferencias correlativas de esos tokens se van agrupando en bloques. Si un token no entra en un bloque, pasa al siguiente bloque que se enlaza irremisiblemente con el anterior creándose una cadena de bloques.
Todos los tokens de las distintas blockchains pueden ser consultados por cualquiera de sus nodos participantes puesto que guardan una copia de ellos. La confianza en la realización de una transacción se produce en una red descentralizada de muchos nodos por lo que la figura del tercero de confianza se vuelve inservible, lo que posibilita el ahorro de costes.
La tecnología Blockchain ofrece transparencia y transacciones fiables sin intervención del tercero de confianza. Lo que abre múltiples usos de esta tecnología.
Han ido surgiendo proyectos que actúan en la cadena de suministro, la educación, comercio, la ciberseguridad, la sanidad, o el mundo de los archivos. Con esta tecnología podemos evitar que con cada nueva migración de formato documental se produzca el riesgo de alteración de su contenido. El blockchain permite la preservación de las evidencias digitales desde diferentes tecnologías que pueden ser verificadas de forma independiente ya que mantiene una total trazabilidad dentro de una red descentralizada, es decir, todos los nodos participantes de la cadena poseen las evidencias de cualquier acción que sufra un documento. Esto es determinante en los documentos si los entendemos como testimonio material de un hecho que da fe de los acontecimientos, acuerdos y transacciones humanas. Sirven para dar constancia de un acto y, por tanto, es importante su modo de preservación y la seguridad de su autenticidad e integridad de la información en ellos contenida. Y es en este sentido como las cadenas de bloques (no solo existe una única cadena de bloques, hay muchas que pueden, o no, unirse entre sí) pueden ayudar contra la obsolescencia de formatos y como garante de la autenticidad documental.