Digitalización, sostenibilidad e inversión: así se dibuja el futuro del sector hotelero

En 2018, cuando todavía nadie podía pensar en enfrentarse a una situación mundial como la que vivimos ahora, un informe sobre la transformación digital en el sector hotelero señalaba que el gap de penetración digital era todavía de un 50%, con una importante brecha entre las grandes empresas hoteleras y las pymes. El informe situaba el foco sobre tres tecnologías como pilares fundamentales de la transformación digital del sector: la implementación de las herramientas móviles, el refuerzo de la experiencia de usuario y el uso del big data para analizar el comportamiento de los clientes, detectar tendencias y personalizar los productos.

Hoy, aquel gap del 50% debe, necesaria y urgentemente, reducirse al mínimo para evitar daños irreparables en la línea de flotación del entorno hotelero: sólo entre marzo y junio de 2020, las pérdidas del sector turístico se estimaban en unos 5.000 millones de euros a la semana. Durante los meses de julio a septiembre, según estimaciones de Deloitte en un informe sobre el sector hotelero en tiempos de covid, la pandemia dejó 40.000 millones de euros menos que el año anterior, sin contar las pérdidas de empleos y los ERTEs, que han afectado a más de 500.000 personas. Es por esto que las perspectivas de recuperación durante este año urgen a una inversión que capte y fidelice turismo de calidad. Según Jorge Schoenenberg, responsable de Transporte, Hospitality y Servicios de Deloitte, los grandes temas para transformar la industria turística en España son “la digitalización de la industria, la transición ecológica de activos y destinos y la cohesión territorial y social”.

Los primeros encuentros de profesionales que se produjeron al inicio de la pandemia para analizar posibles soluciones, confluían en la necesidad de enfocarse en el mercado local, pero también en la imposibilidad de enfrentarse a las consecuencias de la crisis sin incorporar definitivamente soluciones tecnológicas que ya existen, a los distintos eslabones de la cadena: desde la propia gestión de los hoteles a los clientes, pasando por los proveedores, los empleados y el mismo entorno. Todo ello con el foco situado en una única cosa: la bio-seguridad. Pero una bio-seguridad que no se convierta en un obstáculo para las relaciones con los clientes, sino en una ventaja que aporte tranquilidad y comodidad en todo el ecosistema hotelero.

Sin embargo la situación no es tan “sencilla” como implementar medidas de seguridad en los establecimientos hoteleros, ya que existe aún una fuerte limitación en los desplazamientos de personas y, en especial, en los viajes turísticos. Es por ello que el informe de Deloitte apunta a que España, como segundo destino turístico del mundo, tiene que mirar también la forma de enfrentarse a la reducción de más del 70% de sus ingresos mediante operaciones de refinanciación, aumento de los plazos y la puesta en juego de un nuevo perfil de inversores, que ayuden al sector a mantenerse a flote durante el aún incierto tiempo que puede tardar en iniciarse la recuperación, algo en lo que el sector fintech tiene mucho que aportar. Esto supondrá un importante cambio en las reglas por las que se ha venido rigiendo el mercado inversor, que ahora debe enfocarse en mecanismos alternativos para equilibrar la situación.

Buena parte del turismo gira en torno de la industria hotelera: restauración, transporte, ocio, patrimonio… por lo que reforzar la inversión hotelera se muestra ahora como una estrategia fundamental para garantizar la futura recuperación del sector, inversión que deberá incluir   la mejora y actualización de la planta hotelera española, ampliando la digitalización y asegurando la sostenibilidad futura de la industria turística.

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