Entre la productividad y la jornada de 37,5 horas. ¿Se puede hacer lo mismo en menos tiempo?

Por Álvaro García García, Partner Success Manager en Talentia Software

La productividad es un concepto que se refiere a la eficiencia (que no eficacia) con la que se utilizan los recursos (en el sentido más amplio de la palabra) para producir bienes y/o servicios. Una mayor productividad implica que se pueden obtener más productos o servicios con la misma cantidad de recursos, lo que conduce a un mayor crecimiento económico.

En el último mes, el tema de la productividad y la propuesta con relación a la disminución del número de horas de trabajo ha sido muy comentado.

¿Cómo se mide la Productividad?

En términos generales, la productividad se calcula dividiendo la producción total (bienes y servicios) entre los recursos utilizados para obtenerla. Si bien es verdad, podemos medirla en diferentes contextos:

  • Productividad Laboral: Se relaciona con la eficiencia en la utilización del trabajo y se calcula dividiendo la producción total entre el número de horas trabajadas.
  • Productividad Total de los Factores (PTF): Considera todos los recursos utilizados (trabajo, capital, tecnología, etc.) y se mide como el cambio en la producción que no puede ser explicado por cambios en la cantidad de estos recursos. Esto implica que sea más compleja de calcular, dado que no existen evidencias que lo justifiquen.
  • Productividad por Sector: Se relaciona con sectores específicos de la economía, como la agricultura, la industria o los servicios, en términos generales.

¿Qué implicaciones tiene una mayor productividad en las Empresas?

Una mayor productividad permite a las empresas producir más con los mismos recursos, lo que, directamente, se traduciría en mayores ganancias y competitividad en el mercado. Si bien es verdad, no podemos meter en el mismo “saco” a todas las compañías, por el simple hecho de que, el nivel de productividad en una gran empresa poco tiene que ver con el que pueda ofrecer una pequeña empresa.

Desde la función de Recursos Humanos, podemos ayudar a impactar, de forma directa, en la productividad de una compañía. El proceso de eficiencia organizacional desempeña un papel importantísimo; la eficiencia se refiere a la capacidad de realizar tareas, procesos o actividades de manera óptima, minimizando el desperdicio de recursos y maximizando la producción de resultados esperados. Cuando hablo del “desperdicio de recursos”, me refiero a la identificación y eliminación de procesos innecesarios o ineficientes, con impacto directo en la reducción de tiempos o eliminación de tareas redundantes, por ejemplo. Asimismo, una distribución efectiva de responsabilidades y tareas (en base a las capacidades de las personas) puede aumentar significativamente la productividad. La eficiencia organizacional implica asignar las tareas correctas a las personas adecuadas; “si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, vivirá toda la vida pensando que es un inútil”, Albert Einstein.

Por otro lado, un buen flujo de trabajo, con procesos simplificados, eliminando obstáculos o los conocidos “cuello de botella”, facilita un flujo de trabajo más rápido, contribuyendo directamente a la productividad. Asimismo, la mejora en la calidad, minimizando los errores y poniendo foco en la innovación, puede tener un impacto directo en los clientes (mayor satisfacción y una reputación del producto o servicio más positiva); es necesario contar con la capacidad de adaptarse a los cambios y adoptar nuevas tecnologías (esto puede incluir, por ejemplo, cambios en la demanda del mercado o ajustes en aspectos legislativos).

La capacidad de respuesta rápida puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso en un entorno empresarial dinámico. Por último, desde Recursos Humanos debemos asegurar que la organización cuenta con un buen sistema de medición de objetivos, donde se ponga de manifiesto el impacto que tiene la contribución de cada persona, a través de la tasa de esfuerzo de cada profesional en cada uno de los objetivos estratégicos de la compañía.

Y, claro, está muy bien hablar de la productividad en “charlas de café”, sin bajarlo al terreno, sin medirlo de verdad, y sin considerar qué pasaría si, finalmente, el número de horas de trabajo se reduce. ¿Nos llevaríamos las manos a la cabeza? ¿Seríamos más productivos, igual de productivos o menos productivos? ¿Tendríamos que compararnos con otros países de la UE?

Atendiendo a la siguiente imagen, publicada recientemente en un informe de CaixaBank Research, observamos que existe una brecha importante, si nos comparamos con otros países de la eurozona. Como es bien sabido, la economía española tiende a estar fuertemente inclinada hacia sectores como el turismo y la construcción, que pueden ser menos productivos en comparación con la industria o la tecnología; esto no es baladí.

Hace tiempo que en España tenemos un debate “vacío”, con relación al control horario (legislación vigente de por medio), la reducción de jornada o la implantación de nuevos modelos de jornadas (la semana laboral de cuatro días). Realmente, a nadie puede sonarle mal todo esto, pero la realidad es que no se tienen en cuenta factores reales como la productividad (y, no menos importante, cómo la medimos), o la posibilidad de trabajar menos y cobrar lo mismo (¿por qué no tres días o dos días?).

Siendo realistas, solo pienso es una posible solución que justifique la posibilidad de ser igual de productivos, trabajando menos horas; si el incremento de la productividad puede venir dado por el avance de la tecnología, podemos entender que la transformación digital en cualquier área de negocio o soporte de una compañía estaría contribuyendo en la ecuación, ¿verdad? Y, si asumimos que esto es cierto (parece sentido común y nadie duda de ello), me surgen otras dos preguntas: ¿también hará falta menos gente? Otro eterno debate… “Con la ayuda de la tecnología, las empresas necesitarán menos gente.”, o, ¿será necesario reforzar las plantillas para poder cubrir las necesidades de trabajo? ¿Mayor productividad por inversión en tecnología o incremento de costes? Fruto de la teórica merma en horas de trabajo, me refiero.

Probablemente en España se trabajen más horas, pero, a qué se debe esto, ¿es porque somos menos productivos? Podría parecer una falacia “trabajar menos y ganar lo mismo”, porque al final son las empresas las que pagan.

De la misma forma que mencionaba anteriormente, el impacto que puede tener esto en compañías grandes vs. pequeñas, también es importante considerar el tipo de sector del que hablamos, máxime en nuestro país, con la hostelería como uno de nuestros puntos fuertes, donde se ofrecen servicios “24×7”. Tampoco podemos comparar los trabajos con “horario comercial” de aquellos con “horario de oficina”, por no entrar en el debate de “sector público vs. privado”, que da para otro artículo independiente.

La concepción del tiempo está cambiando y, además, los incrementos de productividad derivados de la transformación digital deben ser notables y, por ende, tienen que permitir reducir los tiempos de trabajo.

No cabe duda de que la productividad es un pilar fundamental para el crecimiento económico y el bienestar social (la reducción de la jornada no deja de ser una propuesta más en este sentido). Puede que España haya logrado avances significativos, pero aún se enfrenta desafíos para cerrar la brecha con los países más productivos de la UE. La inversión en educación (quizá deberíamos hablar también de mejora), tecnología y diversificación económica, son claves para impulsar la productividad y asegurar un futuro.

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