Por Jacobo Armando van Leeuwen, CEO de Evicertia
La firma electrónica está pasando por su mejor momento, gracias al proceso de transformación digital en la que está inmersa la sociedad actual. Cuando una tecnología está en auge, tendemos a pensar que, indiscutiblemente, ha de tratarse de un desarrollo rompedor y nuevo. Sin embargo, esta concepción está lejos de la realidad. Los orígenes de este concepto se remontan a la década de los 70 del pasado siglo, concretamente a 1976, cuando Diffie y Hellman, pioneros de la criptografía, la definieron como un conjunto de datos asociados a un mensaje que verifican la identidad del firmante y la integridad de dicho mensaje.
En España, la historia de la firma electrónica es posterior: surge en 1995, con la aparición de la primera Autoridad de Certificación. Cuatro años después, en 1999, la Unión Europea establece el marco comunitario para regularla a través de la Directiva 1999/93/CE para facilitar su utilización y contribuir a su reconocimiento jurídico. En 2003, España promueve su primera legislación sobre la firma electrónica (Ley 59/2003), sustituida por la ley 6/2020 reguladora de determinados aspectos de los servicios electrónicos de confianza para desarrollar el Reglamento eIDAS que entró en vigor en toda la Unión europea en 2016 y estableció un marco seguro y común para todos los países miembros.
Desde entonces, la firma electrónica ha ido evolucionando, aprovechándose de los constantes avances tecnológicos que han facilitado el desarrollo de multitud de servicios electrónicos de confianza, tanto para los ciudadanos como para las empresas y organizaciones de todos los tamaños, con plenas garantías de validez jurídica y seguridad.
Hoy en día, existe un enorme abanico de herramientas y soluciones de identidad digital, servicios electrónicos de confianza y comunicación certificada. Algunos de ellos son la entrega electrónica certificada a través de email, SMS y notificación con acuse de recibo; la entrega postal certificada; servicios de onboarding digital, usados entre otras cosas para la firma de documentos con video identificación y emisión de certificado digital y para la autenticación de emisores y receptores de comunicaciones electrónicas certificadas; la firma electrónica con certificado emitido en el momento y para un solo uso (one-Shot); o la firma remota de contratos enviados por email, SMS o Whatsapp.
Estas soluciones pueden complementarse otros servicios electrónicos de confianza cualificados, incluso en modalidad SaaS, como sellos de tiempo, firma desatendida de documentos o validación de firmas. También con soluciones de chatbot que facilitan y mejoran la experiencia de usuario.
Este porfolio de soluciones y la necesidad, cada vez mayor, de las empresas de integrarlas en su operativa diaria interna y en sus relaciones con la administración, clientes y proveedores hace indispensable que las herramientas que se implementen sean compatibles y complementarias.
Además, la integración de estos procesos debe ser sencilla para que no produzcan alteraciones en la interfaz del cliente o dificulten la experiencia de usuario. También debe estar adaptada a las demandas actuales del mercado, utilizando sistemas de pago por uso que evitan estar condicionados por una suscripción y permiten reducir los costes operativos.
Por todo ello, un ecosistema integral 360º que cubra todas las necesidades relativas a la identidad digital, servicios electrónicos de confianza y comunicación certificada es vital para las empresas y pymes que avanzan con paso firme en un proceso de digitalización cada vez más acelerado.
Contar con este ecosistema es clave, por tanto, para la transformación digital. Pero también es fundamental aprovechar las oportunidades que surgen para dar el paso hacia esa digitalización. Es el caso del Kit Digital, iniciativa impulsada por el Gobierno de España y que forma parte del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado por la Unión Europea en el marco de los fondos Next Generation EU y dotado con un presupuesto de 3.067 millones de euros. Esta medida, por tanto, ofrece un trampolín tecnológico para que PYMES, micro pymes y autónomos dispongan de herramientas digitales para acceder a nuevos mercados y hacer avanzar sus negocios.
¡Es el momento de dar el salto!
